El resto del día paseamos y también hicimos un alto en el hotel para descansar un rato, ya que de tanto andar teníamos los pies molidos. A la noche, como el resto de las noches, nos acercamos a la zona de Times Square donde es posible encontrar infinidad de sitios de comida.
Lo ideal es dedicarle toda una mañana, desde primera hora, para luego al mediodía, ir a comer algo al
Central Park ya que está justo delante y aprovechar para descansar un rato. Nosotros decidimos marcharnos al hotel después de comer; queríamos descansar un poco antes de la excursión que habíamos reservado para la tarde-noche.
La primera parada de dicha excursión fue el
Ferry de Staten Island donde cogimos el barco gratuito que une Manhattan con la isla de Staten y pudimos disfrutar del atardecer mientras cruzábamos el río Hudson. Las vistas eran espectaculares, tanto a la ida, que sobre todo nos centramos en admirar la Estatua de la Libertad, como a la vuelta que pudimos tener una panorámica nocturna de lo más bonita de todo Manhattan, con sus característicos rascacielos iluminados.
Más tarde, y ya montados en el autobús, nos acercamos a las inmediaciones del
puente de Brooklyn donde pudimos disfrutar de sus vistas. Y seguimos la visita por las calles de la gran manzana, viendo algunos de los edificios más famosos como son el
edifico Chrysler y el
Empire State Building, donde tuvimos la oportunidad de subir hasta el piso 86 donde se sitúa una de las plataformas de observación de la torre. ¡Las vistas eran espectaculares...!
Aquí es donde terminó la excursión y después del largo día donde apenas tuvimos tiempo para descansar, fuimos hacia el hotel en busca de algún sitio para cenar.
DÍA 4 - Contrastes de Nueva York y Puente de Brooklyn
Este día nos tocaba la tercera excursión, y he de decir que fue la que más nos gustó por lo completa que fue y los barrios que tuvimos la oportunidad de visitar:
Harlem,
Bronx,
Queens,
Brooklyn y
Chinatown. El recorrido empezó al norte de Manhattan, en Harlem, y desde el autobús pudimos ver la zona donde se reúne la cultura afroamericana por excelencia. Después nos acercamos al Bronx y paramos frente al Estadio de los Yankees para poder sacarnos un par de fotos. Ya en el autobús, pasamos por los puntos más conflictivos de la zona y pudimos parar 5 minutos frente a uno de los graffitis más famosos de los que abundan en la zona, la del rapero Big Pun. No pudimos estar mucho rato, ya que la zona era bastante peligrosa.
Dejando atrás el Bronx, nos fuimos hacia Queens, el distrito más grande y donde reina la multiculturalidad: latinos, judíos, indios, europeos... conviven en zonas totalmente diferenciadas las unas de las otras. Como el hambre apretaba y ya era mediodía, aprovechamos para hacer una parada en el restaurante colombiano "
Cositas Ricas", famosa por sus arepas y por estar siempre hasta los topes (según la hora en la que vas, es posible que haya una larga cola por delante). Por suerte, cuando fuimos nosotros, en menos de 10 minutos ya nos habían atendido y pudimos llenar el buche antes de seguir la ruta hacia
Flushing Meadows, donde se rodó "Men in Black"y donde están ubicados el Estadio de los Mets y el Estadio Nacional de Tenis.
Un poco más adelante, y tras cruzar el cementerio más grande y antiguo de Estados Unidos, llegamos al barrio judío de Williamsburg, donde es evidente el cambio de zona, cultura, religión y estilo de vida respecto a todo lo anteriormente visto. Nunca había visto en persona a un judío ortodoxo y verlos en grupos y conocer algunas costumbres suyas me resulto muy interesante (como que las mujeres solteras conservan su cabello mientras que las ya casadas llevan peluca). Y por último, el autobús nos dejó muy cerca del famoso Puente de Brooklyn que no dudamos en cruzarlo para poder acabar la excursión en Chinatown.
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Aunque la idea era comer algo en Chinatown (nos encanta la comida asiática), el olor que se respiraba paseando por entre los puestos de comida de la zona, nos echó para atrás y preferimos acercarnos a la zona del hotel y comernos unos perritos calientes en uno de los puestos que abundan por la zona. El calor y el cansancio hicieron que cayésemos rendidos y nos echamos una buena siesta antes de salir a dar otro paseo a la tarde, pero esta vez quedándonos por la zona del Times Square. Como al mediodía nos quedamos con las ganas de comer un menú asiático, decidimos cenar en un tailandés de la zona y fue un auténtico acierto ya que el menú estuvo muy bien en cuanto a calidad y a precio se refiere.
DÍA 5 - Visita a un portaaviones y paseo por Central Park
En la primera excursión, mientras íbamos en autobús, el guía nos comentó que muy cerca de donde estaba nuestro hotel, se encontraba el portaaviones
USS Intrepid, construido durante la Segunda Guerra Mundial, y convertido hoy en día en un museo dedicado al mar, al aire y al espacio. Se encuentra en el río Hudson, en el muelle 86, y con la entrada que cuesta 24$ por persona (algo más de 21€) a parte del portaaviones en sí, también se pueden visitar el submarino Growler, el concorde de la British Airways y la réplica del transbordador espacial Enterprise.
Nada más entrar, en la enorme cubierta, hay más de 20 aviones y helicópteros de diferentes épocas. Y un poco más adelante, se encuentra el concorde a donde no tuvimos la oportunidad de entrar.
Una vez que se entra al hangar, está el museo en sí, donde se pueden ver tanto objetos originales como réplicas de materiales utilizados y paneles y vídeos donde se muestra la historia del barco.
Para finalizar la visita, pudimos entrar en el submarino Growler (¡no apto para claustrofóbicos!) donde pudimos recorrer cada una de las salas: la cocina, los baños, las habitaciones, las salas de torpedos, las de guiado de misiles, las salas de máquinas...
Para cuando salimos, ya era casi mediodía y como no teníamos organizado nada más para ese día, decidimos acercarnos a la zona de
Central Park, coger algo de comida en los supermercados tipo buffet y sentarnos a la sombra de los árboles para disfrutar del tentempié. Descansamos un rato y volvimos a ponernos en marcha, esta vez quedándonos en el mismo parque, y es que aunque casi estaba terminando nuestra estancia en la ciudad, aún no habíamos tenido la oportunidad de adentrarnos en él. Mapa en mano (y es que sino es fácil perderse), marcamos los puntos que queríamos conocer, como eran el
monumento en homenaje a Alicia en el País de las Maravillas, el estanque de las tortugas, la Fuente Bethesda, los grandes lagos... Kilómetros y kilómetros llenos de encanto nos esperaban por delante; lamentablemente, nos cansamos antes de tiempo y decidimos acercarnos a la zona del hotel, no sin antes hacer una parada en la
Grand Central Terminal, famosa por su gran reloj y por salir en numerosas películas conocidas. También, cerca de allí, pudimos ver el
edificio Chrysler.
Después de un descanso de un par de horas, volvimos a salir a dar una vuelta y esta vez nos acercamos a la zona de la
Quinta Avenida, donde abundan las tiendas más lujosas de la ciudad y donde también pudimos ver el
Rockefeller Center y la tienda más moderna de Apple.
DÍA 6 - Paseo por el High Line, Chelsea Market, Soho y Lincoln Center
En principio, teníamos la idea de reservar este día para ir de compras a algunos de los outlets famosos de la zona, como son
Woodbury Common o
Jersey Gardens, pero como tampoco somos muy de marcas, consideramos que no merecía la pena "perder" un día en ello y pospusimos nuestro momento de shopping y decidimos ir a dar un paseo. La primera parada fue el
High Line, un parque construido en las alturas, sobre una antigua línea de ferrocarril que, aunque a día de hoy aún no está terminado, en los últimos años se ha convertido en punto de reunión para muchos grupos ya que permite dar un paseo tranquilo al aire libre, organizar clases de pilates, de astronomía... o simplemente, sentarse a leer un libro.
Nada más terminar uno de los tres tramos de los que consta el recorrido (el único que está terminado a día de hoy), aparecimos muy cerca del
Mercado de Chelsea (en la 9th Av con la 15th St), una antigua fábrica donde se hacían las galletas Oreo que tras ser remodelado, se convirtió en un edificio de oficinas, tiendas y restaurantes de lo más pintoresco.
Muy cerca, se encuentran los barrios de
Tribeca,
Soho y
Nolita por donde paseamos antes de acercarnos a la zona del
Lincoln Center para las Artes Escénicas. Es aquí donde se ubican la Metropolitan Opera, el Ballet y la Opera de Nueva York, la Orquesta Filarmónica, la Escuela de Baile Juilliard... Como llegaba la hora de comer y el Gray's Papaya, famoso por sus hot dog, estaba justo al lado, hicimos allí una parada y probamos los perritos antes de volver al hotel.
La tarde la dedicamos sobre todo a comprar algo de ropa, pasear por
Battery Park para ver por última vez la Estatua de la Libertad al atardecer, y no podía faltar la última visita a la zona del Times Square, donde como la mayoría de las noches cenamos algo antes de retirarnos al hotel. Y es que al día siguiente, comenzaba la segunda parte del viaje de novios...
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Si me preguntasen, ¿volverías a Nueva York?, mi respuesta sería clara y rotunda: SÍ, y mil veces SÍ. Nos encantó y se nos hizo muy corto. Y es que dejamos muchos lugares sin visitar, muchas excursiones sin hacer... Por ejemplo, nos hubiese encantado acercarnos a Washington, pero estaba a 4 horas y decidimos sobre la marcha que no podíamos gastar un día en la excursión. La visita que sabíamos que no íbamos a hacer desde el principio era la de las Cataratas del Niagara porque, a parte de estar muy lejos de Nueva York (a 650 km), había que reservarlo por adelantado, coger un avión y hacer noche allí. Era demasiado. Pero quién sabe, puede que algún día volvamos por esos lares... (soñar es gratis... :p).
En un par de días, publicaré la segunda parte del viaje de novios, aunque no será tan extensa y es que Punta Cana es para lo que es, para descansar y pasar unos días en el paraíso.